La fascitis plantar es una patología que afecta a un gran número de personas en todo el mundo. Esta inflamación del tejido que conecta los dedos con el talón, llamado fascia plantar, puede llegar a ser incapacitante y provocar dolor intenso en la zona. A continuación, analizaremos si esta afección puede ser considerada como una enfermedad profesional y cómo se relaciona con el ámbito laboral.
Factores de riesgo asociados al trabajo
Existen diversos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar fascitis plantar en el ámbito laboral, tales como:
- Largas jornadas de pie: Permanecer mucho tiempo de pie, especialmente en superficies duras, puede sobrecargar la fascia plantar y aumentar el riesgo de sufrir esta patología.
- Carga excesiva de peso: Levantar objetos pesados de forma repetida o cargar con peso extra en el cuerpo durante el trabajo también incrementa la tensión en las estructuras del pie.
- Movimientos repetitivos: Realizar actividades que impliquen movimientos repetitivos con el pie, como caminar largas distancias, subir y bajar escaleras o permanecer en cuclillas por periodos prolongados, contribuye al desgaste de la fascia plantar.
- Calzado inadecuado: Utilizar zapatos incómodos, que no brinden un buen soporte al arco del pie o con suelas desgastadas favorece la aparición de esta afección.
Diagnóstico y tratamiento en el ámbito laboral
En caso de sospecha de fascitis plantar debido a las actividades laborales, es fundamental realizar una consulta médica para obtener un diagnóstico preciso. Generalmente, el profesional de salud realizará una serie de preguntas sobre los síntomas, antecedentes médicos y condiciones laborales, así como una exploración física del pie afectado.
Opciones terapéuticas
Una vez confirmado el diagnóstico, el tratamiento de la fascitis plantar dependerá del grado de severidad de los síntomas y de las condiciones específicas de cada paciente. Algunas opciones terapéuticas incluyen:
- Medidas de autocuidado: Como primer medida, es fundamental modificar aquellas actividades laborales que puedan estar contribuyendo al desarrollo de la patología, así como asegurarse de utilizar calzado adecuado y llevar a cabo ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de la fascia plantar.
- Terapia farmacológica: El uso de antiinflamatorios y analgésicos puede ser útil para controlar el dolor y reducir la inflamación en casos leves a moderados de fascitis plantar.
- Fisioterapia: La intervención de un fisioterapeuta puede ser beneficiosa en el manejo de esta afección, a través de ejercicios específicos, terapia manual y aplicación de técnicas como la electroestimulación o el ultrasonido.
- Infiltraciones: En casos más severos, donde el dolor no cede ante medidas conservadoras, puede ser necesario recurrir a infiltraciones de corticoides en la zona afectada para reducir la inflamación.
Fascitis plantar como enfermedad profesional: ¿qué dice la legislación?
La consideración de una patología como enfermedad profesional varía según las leyes y regulaciones de cada país. En general, para que una afección sea reconocida como tal, debe existir una relación causal clara entre las actividades laborales y el desarrollo de la enfermedad, así como encontrarse incluida en un listado oficial de enfermedades profesionales del país correspondiente.
En el caso de la fascitis plantar, aunque es cierto que existen factores laborales que pueden incrementar el riesgo de padecerla, su aparición también está relacionada con múltiples causas extralaborales, como el sobrepeso, la edad avanzada, la presencia de pie plano o tener un arco muy pronunciado. Por ello, en muchos países esta afección no se encuentra incluida en los listados oficiales de enfermedades profesionales.
Derechos y responsabilidades del trabajador y empleador
Aun cuando la fascitis plantar no sea considerada como enfermedad profesional en algunos países, esto no significa que el trabajador afectado carezca de derechos y protecciones legales. Es fundamental informarse sobre las normativas locales referentes a enfermedades laborales, incapacidad temporal y medidas de prevención en el lugar de trabajo.
En este sentido, es responsabilidad del empleador implementar medidas de prevención adecuadas para reducir el riesgo de fascitis plantar entre sus trabajadores, como proveer calzado apropiado, permitir descansos frecuentes y fomentar la realización de ejercicios que prevengan este tipo de lesiones. Por otro lado, el trabajador debe cumplir con las indicaciones brindadas por el médico y seguir las recomendaciones para evitar el agravamiento de la patología y favorecer su recuperación.